Bewertungen
Restaurant bewertenNunca imaginé un lugar tan espectacular en un lugar tan oculto. del primero al último plato ha sido un espectáculo de sabores en la boca. Probamos un menú degustación, que no aparece en una carta y nos sugirió al chef, como queríamos probar varios platos. Probamos la causa del pulpo, croquetas de mariscos, curry de berbet (no nos dimos tiempo para hacer la foto antes de empezar a devorarla) suma de ternera y camarones, pani puri de cordero y el rollo de codillo. Tal vez el que menos nos trajo fue el rollo del sándwich. el resto de los platos, de 10. No sabríamos con quién quedarse, ya que eran espectaculares. Atención, fabuloso. el lugar acogedor y tranquilo con hermosas vistas. Por supuesto que es una gema oculta.
Siempre es un acierto comer allí, porque está todo riquísimo y las vistas a la ría, con la playa de Cesantes, la Illa de San Simón y el puente de Rande, son espectaculares. Buen lugar para impresionar a las visitas. La carta va variando y es comida con un toque muy personal, así que recomiendo que preguntes y te dejes guiar (los camareros son muy atentos y agradables, y te explican cada plato con detalle). También tienes la opción de menú por unos 15 €. La única pega que le pongo al local es que no tengan café.
El local no es muy grande pero tiene un toque especial. Está situado al lado de la playa de Cesantes y tiene unas vistas preciosas de la Ria de Vigo. El trato del personal fue muy bueno, muy atentos e incluso nos hicieron un hueco para cenar porque no teníamos reserva. Pedimos una especie de menú degustacion sorpresa y estuvo muy bien la experiencia, súper divertida porque no sabíamos que nos iba a sacar. Los platos buenísimos, con toques mexicanos y de Sudamérica y ademas explicaban de qué consistía cada uno. Nos pusieron un causa de pulpo, rodaballo en tempura, saquitos de ternera y gambas y bolitas crocanti con ternera. Mis favoritos fueron los dos primeros, sobre todo el de pulpo. Las raciones no son muy grandes, pero con los sabores y texturas que te encuentras en el plato, vale la pena saborearlo bien. De postre tomamos tarta de zanahoria y tierra de brownie. Ambos postres fueron raciones grandes. Una cena para dos con 4 platos y postres fueron sobre 70 eur.
Comer en regato es soñar despierto. La estimulación de los sentidos es indescriptible. Recomendable vivir este tipo de experiencias gastronómicas de vez en cuando, son una pasada. El personal de 10 y Pablo, el dueño, un tipo especial.
El calor de este día no evitó disfrutar de un menú que me recuerda a los viajes a la India, México y Japón, con sabores propios de esos lugares algo exóticos; se definen como como una cocina de fusión, y lo cierto es que, más allá de calificativos, consiguen aunar sabores en planes muy agradables al paladar